Ser líder no es lo mismo a ser gerente o jefe, porque se puede llegar
a una posición de autoridad de manera situacional o por resultados individuales sobresalientes, sin embargo la
autoridad y el
poder que da una posición no son determinantes de un buen liderazgo. Podría un líder utilizar ese poder que
tiene, dado por su posición, para lograr resultados mediante la intimidación o imponiendo su autoridad,
diciendo en su interior: yo
soy el Jefe y aquí yo mando, sin embargo no es una estrategia que dé resultados a largo plazo. Hay
colaboradores que hacen lo que el jefe dice mientras que el jefe los esté viendo, pero después se desenfocan
ya que no se sienten atraídos
por el estilo de liderazgo.
Robert E. Kaplan hizo una investigación con cuarenta y dos ejecutivos
que, por decirlo de algún modo, habían fracasado después de alcanzar el éxito. Y, aunque el estudio abarca un
espectro que va
desde los directores generales hasta los jefes de departamento, resulta, sin embargo, aplicable a cualquier
nivel del escalafón.
En seguida se describen los 8 aspectos
que identificaron ellos, que hacen que un líder fracase después de haber logrado cierto grado de
éxito.
1.- Ambición ciega:
Tiene que vencer siempre o parecer 'adecuado' en todo momento,
compite en lugar de colaborar, exagera su propia valía y contribución; es jactancioso y arrogante, juzga a las
personas en términos de
blanco y negro en tanto que aliados o enemigos.
2.- Objetivos poco realistas:
Suele fijar objetivos demasiado ambiciosos y frecuentemente
inalcanzables para el grupo o la organización, también es poco realista con respecto a lo que se requiere para
que el trabajo funcione.
3.- Esfuerzo desmedido:
Trabaja compulsivamente a expensas del resto de su vida, huye del
vacío, es propenso al burnout.
4.- Intromisión:
Fuerza a las personas y las lleva más allá de su límite; ejerce su
dirección de un modo asfixiante y no delega funciones; se muestra mordaz, implacable e insensible al daño
emocional que pueda
infligir a los demás.
5.- Sed de poder:
No busca el poder para el colectivo sino cínicamente para sí o para
sus propios intereses, impone su propia agenda personal independientemente de las demás alternativas; es
explotador.
6.- Necesidad insaciable de
reconocimiento:
Es adicto a la gloria, capitaliza los esfuerzos de los demás y les
acusa también de los errores, es capaz de sacrificar cualquier cosa en aras de su próxima victoria.
7.- Preocupación por las apariencias:
Necesita parecer bueno a toda costa, se halla abiertamente preocupado
por su imagen pública, anhela el lujo material que conlleva el prestigio.
8.- Necesidad de parecer perfecto:
Las críticas, por más fundadas que sean, le irritan o le producen
rechazo, condena a los demás por sus propios errores, es incapaz de admitir sus equivocaciones o sus
debilidades personales.
Conclusión:
El estilo de liderazgo va a influir de manera
significativa para que una persona decida seguir a un líder. El líder que desee hacer la diferencia necesita
desarrollar habilidades
que le permitan inspirar a su equipo a lograr resultados sobresalientes. El autoanálisis es necesario, como
dice Steven Covey, la victoria privada precede a la victoria publica, primero tiene el líder que crecer
internamente para poder
después motivar a los demás y ayudarlos a crecer, nadie puede dar a los demás algo que no tiene para sí
mismo.