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6 Recomendaciones para una correcta administración del tiempo


Una de las necesidades principales en el ámbito productivo radica en saber aprovechar el tiempo adecuadamente. Es muy común escuchar a empresarios, obreros, estudiantes, profesionistas, entre muchos otros, comentar acerca del poco tiempo con que cuentan para realizar sus deberes a cabalidad.

Es cierto que las condiciones laborales y productivas de hoy en día exigen cumplir con demasiados deberes en poco tiempo y hacerlo además con un nivel de efectividad muy elevado.

Por lo tanto, se requiere una organización adecuada, que permita aprovechar al tiempo al máximo. Cierto es que no podemos disponer de más tiempo del que recibimos cada día, pero lo que sí podemos hacer es valorizar ese tiempo de tal forma que se emplee en actividades de relevancia que contribuyan a nuestra realización personal y a dar funcionalidad al entorno social y laboral en que nos desenvolvemos.

1.- Debemos identificar nuestros hábitos personales diarios y hacer un inventario de aquellos factores o costumbres que más nos roban tiempo, tanto a nivel interno (auto-provocados) como externo (provocados por otras personas o circunstancias ajenas a nosotros).

2.- Una vez ubicadas las causas que no nos permiten avanzar en nuestro trabajo, debemos eliminarlas de tajo. Con esta medida disminuirá nuestra morosidad, pues será más fácil comenzar nuestras acciones y hacer un trabajo de mayor calidad.

3.- En lugar de concentrar nuestros esfuerzos en cumplir con un horario diario, procuremos concentrarlos en la consecución de objetivos concretos en espacios temporales racionales. De esta manera, nuestra productividad se justifica, sin ocasionar pérdidas de ninguna naturaleza a nuestra fuente de trabajo.

4.- Asumamos de manera honesta la manera en que hasta ahora hemos empleado nuestro tiempo, dando respuesta a las siguientes preguntas: ¿dedico un espacio de tiempo diario a la planeación de mi trabajo?, ¿tengo metas específicas por cumplir cada año?, ¿manejo una lista diaria con pendientes y responsabilidades de acuerdo con su importancia y jerarquía?, ¿son mis actividades racionales y prácticas o utópicas e improductivas?, ¿tengo una agenda personal?, ¿cumplo a tiempo con cada una de mis responsabilidades?, ¿puedo decir “no” a demandas o requerimientos que irrumpen con mi organización personal?, ¿estoy satisfecho con las metas personales que he alcanzado hasta este momento?

5.- Podemos dar utilidad a los “tiempos muertos” para desarrollar nuevas habilidades, conocimientos o aptitudes o, simplemente, para cubrir frentes descubiertos de índole laboral o familiar de los que muy probablemente no éramos conscientes.

6.- Recordemos que el tiempo es un recurso no renovable. Aun así, bien administrado nos permite tener espacios para cumplir con nuestras asignaciones si planificamos nos puede redituar formidablemente. El secreto radica no en trabajar de manera ardua, sino inteligente.

Como se aprecia, muchos de los problemas que atribuimos a la falta de tiempo tienen que ver más bien con la falta de disciplina y honestidad hacia nosotros mismos. Ubicar nuestros puntos débiles en este rubro requiere de humildad y voluntad para efectuar cambios, sin embargo, ello nos permitirá tener una vida más gratificante y provechosa en cualquier área en que nos desempeñemos.