âDesde el hombre más elevado en dignidad hasta el más oscuro, todos
tienen un mismo deber: el de corregir y mejorar su propio ser; esto es, el perfeccionamiento de sí mismo es la
base fundamental de
todo progreso y de todo desenvolvimiento moral. â
1.) Planeación de la educación: Ya se ha dicho
que el primer paso dentro del proceso administrativo, consiste en planear. Sin embargo, dicha etapa no vale de
nada si no existe
la decisión firme y continuada de poner en práctica los planes. Puede considerarse a estos como una situación
ideal que se pretende alcanzar, pero es necesario el trabajo cotidiano para poder logarlo.
De otra manera solo se queda en ensoñación y en buenos deseos.
Diversas investigaciones han mostrado que una facultad importante de las personas exitosas es, precisamente,
la persistencia en la
búsqueda diaria de las metas trazadas. Por ejemplo, Arias Galicia encontró lo siguiente: antes de la
inteligencia, los habitantes de estudio tienen más peso en la obtención de un buen promedio en la facultad de
Contaduría y Administración
de la UNAM.
2.-La educación formal: es el proceso constante
por el cual nos convertimos es más humanos al propiciar el desarrollo así como el empleo de todas esas
facultades humanas. La
educación puede dividirse en formal e informal. La primera se logra en los sistemas educativos escolarizados o
abiertos; se supone planeada y sistemática. La mayoría de las personas asiste a las escuelas durante una parte
de su vida. Los
sistemas educativos en múltiples países es el relativo al âaprendizaje a lo largo de toda su vidaâ, es decir,
de lograr que los individuos regresen constantemente a las aulas para continuar su desarrollo formal.
3.-La educación informal: resulta espontaneo y
asistemático; se presenta fuera de las aulas: en la familia (principalmente), en la oficina o la fábrica, en
la calle, en el campo
deportivo, en el restaurante, al ver la televisión y al escuchar las noticias, etc. Cada cual va obteniendo
frutos dispares de este tipo de educación.
4.- Sistemas educativos: Ahora bien, tanto la
educación como el trabajo pueden constituir medios para atraer hacia el exterior de la persona toda su esencia
humana, es decir, en
dar vigencia plena a todas sus potenciales, sus talentos y sus habilidades; en resumen todas sus
facultades.
Si bien todos los seres humanos tienen, en mayor
o menor medida, las facultades señaladas anteriormente, y aun cuando de manera natural tratan de darles plena
vigencia, con
frecuencia los sistemas educativos y organizacionales se encargan de frenarlas. Por ende, es tarea de todo
profesional o directivo (y por extensión, de toda empresa u organización) fomentarlas, llevarlas a la
situación de plena realización
en vez de mantenerlas como potenciales en el ámbito de las posibilidades. De hecho puede decirse que esta
realización constituye el máximo reto para todas las empresas u organizaciones de todo tipo, así como de toda
nación.
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